En agosto del pasado año 2023 se hizo público que Mario Villarroel Lander, sempiterno presidente de la ‘Cruz Roja’ en Venezuela, padecía un agresivo cáncer de pulmón que le fue detectado en medio de la pandemia en 2021, el cual hizo metástasis. Actualmente, Villarroel Lander debe tener 77 años y su estado de salud ha empeorado enormemente. Lamentablemente, le deben quedar muy pocos meses de vida, como consecuencia, no solo de su enfermedad, sino también de los frecuentes escándalos, y del escarnio, bochorno y vergüenza pública, al que es sometido por las delictivas acciones de su hijo Morris Villarroel Sierralta.
Quienes somos padres sabemos que nuestra principal preocupación antes de morirnos es que nuestros hijos dispongan de las capacidades y herramientas necesarias para enfrentar la vida cuando estemos ausentes, pero desgraciadamente para Don Mario ‘Corleone’ Villarroel ese no es su caso. La sobreprotección que le ha brindado a sus hijos Miguel Ángel, Morris y Mario los ha convertido en incapaces de enfrentar las consecuencias de sus actos, una vez que el «capo» se ausente de manera permanente.
En el caso de Morris, su mayor debilidad es su personalidad ambigua, que abarca tanto su desempeño profesional como familiar. Ante los ojos de la sociedad, Morris es «un gran varón como su padre», pero en la intimidad toda Caracas sabe que es un conocido homosexual, que no ha tenido el valor y la dignidad de asumir su verdadera y única identidad. Consciente o inconscientemente, Morris es el primero que desea la muerte de su padre, para poder actuar con completa libertad. En Latinoamérica aún no estamos completamente preparados para respetar la libertad de género de cada persona, como en otros países del llamado primer mundo.
Este fenómeno es tratado por el Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa en «Historia de Mayta», una de sus mejores novelas:
«La historia novelesca resultante refleja los turbios mecanismos de la lucha política, el delirio ideológico de un visionario que es, al mismo tiempo, producto de unas lamentables circunstancias sociales y económicas, su atroz, pero a la vez conmovedora peripecia personal -homosexual vergonzante- que se inscribe en un contexto histórico doloroso y desgarrado.»
Lo peor de este enfermizo personaje es la ausencia de todo tipo de valores. Hasta en el mundo de la delincuencia y en la mafia hay valores. Pero Morris es cobarde, pendenciero, traidor y buleador. Solo a un enajenado mental se le ocurriría contratar los servicios de otro enajenado, Mitómano, con amplio prontuario delictivo, adicto a las drogas, con alerta roja de Interpol y además acusado por violencia de género. Pero este punto lo trataremos como merece en próximas entregas.
Es público y notorio que no tengo ni he tenido nunca ningún tipo de trato, ni conozco a Tulio Capriles Mendoza, por quien por cierto siento el mayor desprecio, tanto como por los Villarroel Sierralta, pero según Morris y su actual lugarteniente yo soy “cómplice, colaborador y empleado” de Capriles Mendoza. ¡Cuánto me subestima…! Además de insistir en vincularme con el “Cartel de la Extorsión de Miami” a quienes he denunciado públicamente en varias ocasiones. Igualmente tratan de vincularme con una serie de medios digitales, cuentas en redes sociales y campañas de descrédito reputacional.
¿Qué tengo que ver yo en la lucha entre los dueños de Avior Airlines y la línea aérea Estelar? Nunca he tratado a Jorge Añez Dager. ¿Qué relación tengo yo con el descrédito de la familia Petricca? Para eso no necesitan ayuda. Las acciones de Gustavo y el pasado de Umberto hablan por sí solos.
¿Cuándo carajo he sido amigo de Patricia Poleo, Jose Antonio Colina o Iván Ballesteros? Estas son solo algunas de las estupideces que difunden y una manada de débiles mentales de muy baja ralea le dan crédito y hasta las comparten.
El colmo de la enajenación es que me amenazan y hasta me imponen un lapso de tiempo para borrar publicaciones con las que no tengo ninguna relación, de sitios inexistentes y cesar en mis críticas contra Maria Corina Machado Parisca.
Imaginen el estado de insania mental de estos últimos, cuando semejante personaje es uno de sus voceros.
Ya venimos de enfrentarnos durante varios años al «Cartel de Juan Guaidó» y el tiempo nos dio la razón. Ahora los ataques provienen de la «Pandilla de orates de Maria Corina Machado».
Mañana segunda entrega: “La demencia es un mal de familia: Norka Sierralta y su origen noble germano, Pérez Jiménez, Lusinchi y Blanca Ibáñez”.
Tomado de Reporte