En una reveladora entrevista transmitida el pasado miércoles, 5 de noviembre, el periodista Alejandro Marcano Santelli conversó con Jorge Castro, exagente de la Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención (DISIP) e investigador, quien desveló una intrincada red de poder y corrupción que, según explicó, borra las fronteras entre el chavismo y ciertos sectores de la oposición venezolana, conformando lo que el entrevistador denominó una «farsa multicolor».

Jorge Castro, quien recordó ser un investigador con casi 30 años de experiencia en periodismo y estudios en criminalística, trabaja actualmente en Europa realizando investigaciones de debida diligencia (due diligence) para corporaciones. Inicialmente, apareció en la entrevista con un avatar para proteger su identidad, argumentando haber sido víctima de suplantaciones en el pasado. Sin embargo, a petición del entrevistador, accedió a mostrar su rostro para dar mayor credibilidad a las graves denuncias que estaba por exponer. En la entrevista se dejó entrever que la llamada «farsa azul» (oposición), como la catalogó el entrevistador, no es distinta a su contraparte «roja», sino que ambas forman parte de una misma red de poder y engaños que se vende como esperanza, pero factura con el sufrimiento del pueblo, según reseñó Reporte de la Economía.

Una de las acusaciones más impactantes de Castro apuntó directamente contra Miguel Rodríguez Torres, exministro de Interior y Justicia, a quien señaló como el «verdadero cerebro» detrás de la operación que culminó con la muerte del piloto disidente Oscar Pérez. Según el investigador, Rodríguez Torres habría ofrecido «cobertura» y respaldo cívico-militar a Pérez, un apoyo que nunca se materializó, llevándolo a actuar y desencadenando su trágico final. En ese entonces, Rodríguez Torres era visto en círculos europeos, especialmente en España, como un posible «candidato de transición».

Paradójicamente, Castro reveló haber trabajado para una agencia de inteligencia europea adscrita a un gobierno socialista, la misma que, según recordó, brindó protección a figuras como Hugo «El Pollo» Carvajal y la exfiscal Luisa Ortega Díaz. De manera aún más sorprendente, aseguró que el propio Miguel Rodríguez Torres funge como un importante consultor para esta agencia en la actualidad.

De la alcaldía de Caracas a Panamá: Las sombras de corrupción sobre Antonio Ledezma

Continuando con su exposición, Jorge Castro dirigió sus acusaciones hacia una de las figuras más connotadas del exilio opositor: Antonio Ledezma. Según el investigador, su trabajo de due diligence lo llevó a realizar una profunda investigación patrimonial sobre los hermanos José y Chamel Gaspar Morell en Panamá, a quienes describió como especialistas en la legitimación de capitales a través de inmuebles de lujo y centros comerciales.

La trama, según indicó Castro, se vuelve turbia al descubrir los nexos de estos empresarios. Afirmó que los hermanos Gaspard Morell no solo mantenían una estrecha relación con Antonio Ledezma desde su primera gestión como alcalde de Caracas, siendo proveedores y beneficiarios de contratos con sobreprecio, sino que también formaron parte del «círculo íntimo» del fiscal general venezolano, Tarek William Saab, durante su período como gobernador de Anzoátegui. El cruce de relaciones es un ejemplo palpable de la «farsa multicolor» comentada por el entrevistador.

Castro fue específico en sus hallazgos, señalando que Ledezma y su esposa, «Mitzy» Capriles, aparecían vinculados a varios apartamentos de lujo en una de las zonas más exclusivas de Ciudad de Panamá. Relató que, tras una primera denuncia suya, se intentó realizar un «maquillaje corporativo» para desvincular los nombres de «Mitzy» y su hija de las propiedades. «La pregunta es de dónde sale tanto dinero», cuestionó Castro, poniendo en duda la imagen de honorabilidad de Ledezma, especialmente al recordar el caso de su yerno, procesado en Estados Unidos por su participación en tramas de corrupción ligadas a PDVSA.

 

El interinato bajo la lupa: El fondo millonario en Delaware

Las revelaciones de Jorge Castro no se detuvieron en la «vieja guardia» de la oposición. El foco de la entrevista se desplazó entonces hacia el capítulo más reciente de la política venezolana: el gobierno interino. El investigador lanzó una de sus acusaciones más graves al afirmar que, a pocos días de su juramentación, Juan Guaidó habría registrado un fondo de inversiones en el estado de Delaware, Estados Unidos, en presunta complicidad con el banquero Julio Herrera Velutini.

Según Castro, este fondo se convirtió en el receptáculo de «cientos o miles de millones de dólares» provenientes de los activos venezolanos en el exterior. Más alarmante aún, aseveró que los miembros directivos de dicho fondo son todos familiares del propio Juan Guaidó. La denuncia se extendió al señalar que a través de la nómina de esta estructura financiera se pagaba a figuras mediáticas que defendían al interinato, mencionando específicamente al youtuber Norbey Marín.

El mapa de la corrupción durante el interinato, de acuerdo con la información expuesta, no se limitó a este fondo. Castro también hizo referencia al polémico «saqueo e intervención» de la empresa Monómeros en Colombia, uno de los escándalos más sonados de ese período. Asimismo, se tocó el punto de los diputados de la Asamblea Nacional electa en 2015, quienes, según comentaron entrevistador y entrevistado, han continuado cobrando sus sueldos mucho tiempo después de que su mandato constitucional hubiera expirado, en un manejo opaco y clientelar de los recursos.

María Corina Machado en el punto de mira: Financiación desde Brasil y una red de viejos conocidos

La figura de María Corina Machado, quien ha capitalizado apoyo popular como líder de la oposición, tampoco escapó a las serias acusaciones de Jorge Castro. El investigador apuntó directamente a las fuentes de financiación de su movimiento político, alegando que su campaña está siendo sostenida económicamente por el banco digital brasileño Nubank.

Castro procedió a desentrañar lo que describió como una compleja red de conexiones que respaldaría esta afirmación. En el centro de la trama ubicó a Luis Alberto Moreno, uno de los directivos de Nubank y expresidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Según el entrevistado, Moreno es hermano del político estadounidense Bernie Moreno y, a su vez, es el segundo esposo de «La Niña» Sigala, quien fue la primera esposa del exgobernador Henrique Salas Feo. Este mismo círculo de poder, de acuerdo con la denuncia de Castro, habría realizado labores de lobby a favor de la compañía petrolera estadounidense Chevron.

La implicación de estas conexiones, según lo explicado por el exagente de inteligencia, es que la financiación de Machado no provendría de fuentes transparentes o de la base popular, sino de un entramado de intereses corporativos y políticos con un largo historial en la región.

La maquinaria del engaño: «Influencers itinerantes» y el «cartel de la comunicación»

La conversación con Jorge Castro se adentró en el ecosistema mediático que sostiene y amplifica las narrativas de los distintos actores políticos, funcionando como una maquinaria de comunicación al servicio de intereses particulares. El investigador describió la existencia de un grupo de «influencers itinerantes» que, lejos de responder a una línea ideológica, «se venden al mejor postor», moviéndose de un proyecto político a otro según la conveniencia del momento.

El investigador no dudó en poner nombres a esta estructura, señalando a Carlos Méndez, directivo del canal EVTV, como el «director» de este «cartel de comunicación». Según la denuncia, esta red de operadores mediáticos habría trabajado para figuras tan diversas como Juan Guaidó durante el interinato, Benjamín Rausseo («Er Conde del Guácharo») en sus aspiraciones presidenciales, y Manuel Rosales, demostrando una flexibilidad que respondería únicamente a intereses económicos y no a convicciones políticas.

Dentro de esta misma maquinaria, Castro ubicó a Vladimir Petit, esposo de la periodista Nitu Pérez Osuna, con un rol dual y fundamental en el actual panorama político. Por un lado, lo señaló como el estratega que «pone las bases programáticas» al proyecto de María Corina Machado, aportando el andamiaje intelectual. Por otro, lo identificó como uno de los coordinadores clave de este aparato de comunicación, estableciendo un vínculo directo entre la campaña de Machado y la red de influencers.

Quizás una de las denuncias más delicadas en este ámbito fue la que vincula a medios de comunicación críticos con presunto financiamiento ilícito. Castro afirmó que integrantes de la denominada «Alianza Rebelde», que incluye a portales como El Pitazo, habrían recibido fondos de narcotraficantes. Específicamente, mencionó al periodista César Batiz, director de El Pitazo, y lo conectó con un financista conocido como «El Camaronero», un empresario del estado Zulia de apellido Rincón, presuntamente ligado al narcotráfico y al escándalo de PDVSA-Cripto.

PDVSA, epicentro de fraudes monumentales: De D’Agostino a Escotet y los tanqueros griegos

Petróleos de Venezuela (PDVSA), la joya de la corona de la economía nacional, fue presentada por Jorge Castro como el epicentro de algunos de los fraudes más colosales de la historia del país, perpetrados, según recordó, por figuras con conexiones en ambos lados del espectro político. El investigador no dudó en señalar nombres y cifras que dibujan un panorama de saqueo sistemático.

Según mencionó Castro, el mayor desfalco individual contra PDVSA, inscrito en el escándalo de PDVSA-Cripto, fue orquestado por Francisco Dagostino, cuñado del prominente dirigente de Acción Democrática, Henry Ramos Allup. El investigador afirmó que el monto de este fraude asciende a la asombrosa cifra de 5.000 millones de dólares, una operación que por su magnitud y por los vínculos familiares del implicado, pone en tela de juicio las divisiones políticas.

Otro personaje señalado fue el banquero Juan Carlos Escotet, presidente de Banesco. Castro lo describió como el banquero más beneficiado durante  las administraciones de Chávez y Maduro, acusándolo de mantener un doble discurso: mientras en España se presenta como un crítico de la «dictadura» venezolana, en Venezuela su entidad financiera habría prosperado exponencialmente bajo el mismo régimen que públicamente condena.

La trama de corrupción en PDVSA también se extendió al mar, con el caso del armador griego Marios Iliopoulos. Castro lo identificó como el cerebro detrás de un sofisticado «fraude de los tanqueros». La operación consistía en intercambiar los sistemas de geolocalización (GPS) entre los barcos para simular que un tanquero estaba en una ruta legal mientras otro, con el identificador del primero, vendía petróleo venezolano en el mercado negro. Iliopoulos, fue acusado en el pasado, en casos no relacionados con Venezuela, de haber incendiado sus propios barcos para cobrar fraudulentamente los seguros.

De igual modo, se mencionó el tema de la «megaestafa» de Alex del Nogal y Wilmer Ruperti, quienes crearon una empresa homónima a PDVSA en Panamá para desviar fondos, una operación que, según recordó Castro, contó con la complicidad del entonces presidente panameño Martín Torrijos.

Los tentáculos del narcotráfico: Vínculos con medios y la trama detrás de un secuestro

Durante la entrevista, Jorge Castro profundizó en la alarmante penetración del narcotráfico en diversas esferas del país, sacando a la luz conexiones que, según explicó, alcanzan incluso a operadores mediáticos. El investigador se refirió a un caso reciente que fue vendido a la opinión pública como un «secuestro» perpetrado por la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) contra varios niños en Punto Fijo, estado Falcón.

Si bien Castro fue enfático en que nada justifica la acción contra los menores, denunció que la historia fue contada de manera incompleta por los «manejadores de opinión». Reveló que los niños son hijos de José Ángel Cruz Romero, a quien identificó como el lugarteniente del conocido narcotraficante «Chiche Smith» y, a su vez, socio de Victor Clark, gobernador del estado Falcón. Además, afirmó que Cruz Romero era «compadre» y socio de Hugo «El Pollo» Carvajal en operaciones de tráfico de drogas.

Según indicó Castro, la amenaza real no provino de la DGCIM, sino de otros grupos de narcotraficantes que llamaron a la abuela de los niños para amenazarla de muerte a ella y a los pequeños. La intervención de la DGCIM habría sido, en este contexto, una acción para «protegerlos», llevándolos a una casa de cuidado. La denuncia apunta a que los «influencers» que viralizaron el caso, como «El Piloncito», omitieron deliberadamente este trasfondo criminal para construir una narrativa de persecución política.

Castro fue más allá y señaló a «El Piloncito» de tener un historial de encubrimiento, mencionando que en otro caso le «pasaba la mano» a otro individuo del estado Táchira, llamado Vicente Rujano Garófalo, con conexiones con el narcotráfico. El padre de este último, un ganadero, es descrito por el investigador como uno de los hombres más cercanos al gobernador Freddy Bernal, controlando la producción de leche y carne en la zona fronteriza tachirense.

«Una parranda de hampones y vagabundos»

Uno de los segmentos más contundentes de la entrevista fue cuando Jorge Castro se refirió a un grupo de operadores mediáticos encargados de amplificar los mensajes afines a María Corina Machado. El investigador no escatimó en calificativos, describiéndolos como una «parranda de ampones, delincuentes y vagabundos» que, lejos de hacer periodismo o activismo, se dedican a la extorsión y al ataque sistemático por encargo.

El entrevistado se enfocó en el youtuber Wender Villalobos, a quien calificó de «indefinible». Castro mencionó que Villalobos tiene un pasado profundamente chavista: fue sindicalista y fue gerente del mercado bolivariano bajo un alcalde oficialista en Barcelona. Además, reveló que Villalobos realizaba shows de travestismo en un «tugurio de mala muerte». Para Castro, la hipocresía de Villalobos radica en que «se desgarra las vestiduras» cuando se le responde, mientras se dedica a «calificar, descalificar y hacerle bullying a la gente». El investigador lamentó que este tipo de personajes se consideren «los protagonistas de la noticia», actuando sin un código de ética y lucrándose del conflicto venezolano.

El investigador criticó duramente a la sociedad venezolana por su «bajo nivel intelectual» a la hora de discernir la información. La popularidad de figuras como Wender Villalobos o Norbey Marín es, para Castro, un síntoma de una profunda crisis de valores y de una incapacidad para exigir cuentas a quienes se lucran con el discurso político.




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