HOUSTON, 25 de noviembre (Reuters) – El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, tiene la flexibilidad y el incentivo para ofrecer cargamentos de crudo —que el país vende mayoritariamente a China— como moneda de negociación si Venezuela llegara a entablar conversaciones con Estados Unidos.

La administración del presidente estadounidense Donald Trump, que ha incrementado su presencia militar en el Caribe, ha dicho que está abierta a dialogar con Maduro, cuyo gobierno ha tenido dificultades para atraer inversión extranjera en los campos petroleros del país debido a las sanciones de EE. UU.

Estados Unidos designó formalmente el lunes al Cártel de los Soles de Venezuela como organización terrorista extranjera, aumentando la presión sobre Maduro en medio de preparativos para lanzar nuevas operaciones en los próximos días, según fuentes.


PODER DE NEGOCIACIÓN DEL CRUDO

La producción petrolera de Venezuela, miembro de la OPEP, se ha estabilizado este año en torno a 1,1 millones de barriles por día, menos de un tercio de su máximo histórico a finales de la década de 1990. Más del 80% de las exportaciones fueron enviadas a China entre junio y octubre, según datos navieros.

Esos cargamentos, junto con posibles licencias operativas para empresas estadounidenses, podrían ser la principal herramienta de presión de Maduro en cualquier negociación, señalan analistas.

“Enviar más petróleo a EE. UU. y proteger la inversión estadounidense en Venezuela es algo que Maduro puede ofrecer fácilmente”, dijo el analista energético Thomas O’Donnell. Sin embargo, la oferta “podría no ser suficiente ahora que Washington tiene la ventaja”, añadió, en referencia a la estabilidad del mercado petrolero y los bajos precios.

La ministra de Petróleo de Venezuela, Delcy Rodríguez, dijo el lunes que EE. UU. ha puesto a Venezuela en la mira por sus vastas reservas de crudo.

“Quieren las reservas de petróleo y gas de Venezuela. Gratis, sin pagar”, afirmó, recordando la demanda de los refinadores del Golfo de EE. UU. por el crudo pesado venezolano. Estados Unidos produce mayormente crudo liviano.

Las exportaciones de petróleo venezolano a EE. UU., a través de una licencia otorgada a Chevron, cayeron en el tercer trimestre a la mitad del volumen registrado en el primer trimestre.


VENEZUELA PODRÍA DESVIAR CARGAMENTOS

La mayoría de los contratos de suministro de PDVSA fueron suspendidos cuando EE. UU. sancionó al país en 2019, obligando a la estatal a vender casi todo su crudo en el mercado spot con grandes descuentos.

Debido a que PDVSA ya no está comprometida con contratos de suministro a largo plazo, podría desviar cargamentos de crudo destinados a refinerías independientes chinas hacia EE. UU. y Europa bajo un nuevo acuerdo político.

El Ministerio de Petróleo de Venezuela, PDVSA, la Casa Blanca y el Departamento de Estado de EE. UU. no respondieron de inmediato a solicitudes de comentarios.

Washington ha bloqueado durante años los pagos en efectivo a PDVSA, pero la empresa tiene amplia experiencia en intercambios de petróleo por combustibles que le permiten obtener gasolina y diésel a cambio de crudo.

Los envíos de petróleo venezolano a China han aumentado en la segunda mitad de 2025 a más del 80% de las exportaciones totales, debido principalmente a políticas de EE. UU. que impiden exportaciones a otros destinos, comparado con el 63% del total del año pasado, según datos de movimiento de tanqueros de LSEG y documentos internos de PDVSA revisados por Reuters. Esto deja espacio para diversificar los destinos.


LICENCIAS MÁS FLEXIBLES

La administración de Maduro también podría enfocarse en negociar la reincorporación de licencias estadounidenses para productores extranjeros en el país, como han solicitado algunos funcionarios venezolanos, lo que permitiría que las exportaciones a EE. UU. y Europa fluyan con mayor libertad.

A pesar de tener las mayores reservas de crudo del mundo, el gobierno de Maduro no ha logrado adjudicar los campos petroleros a empresas energéticas experimentadas en los últimos años bajo el modelo contractual que propuso, atrayendo solo a pequeños inversionistas que no aportan significativamente a la producción nacional.

La mayoría de las grandes firmas energéticas occidentales no están dispuestas a invertir tras las expropiaciones de activos petroleros extranjeros durante el gobierno de Hugo Chávez y las sanciones estadounidenses que siguieron, ni a inyectar el enorme capital necesario para revivir la envejecida industria energética del país.

Ese esfuerzo de recuperación sería también un gran desafío para la oposición, que ha prometido reformar la industria petrolera si llega al poder, ya que serían necesarios cambios masivos solo para volver a los niveles de producción de hace dos décadas.

La administración Trump ha sido inconsistente con las autorizaciones, otorgando licencias temporales a algunas empresas mientras congela a otras.


Redacción: Marianna Parraga

Reportes adicionales: Julia Symes Cobb
Edición: Christian Plumb y Rod Nickel
Bajo los Principios de Confianza de Thomson Reuters




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