El coronel retirado Claudio Turchetti Bonfanti ha vuelto a la palestra pública con revelaciones que podrían sacudir el panorama de las negociaciones entre Crystallex International Corporation y el Gobierno venezolano. El militar retirado, otrora jefe de enlace del Ministerio de Defensa con la compañía minera canadiense, ha anunciado su intención de viajar a Toronto para exponer presuntas irregularidades en las actuales tratativas.

La reaparición de Turchetti se produce en un momento crítico para Crystallex, que busca obtener una compensación millonaria por la expropiación en Venezuela de las minas de Las Cristinas en 2011. La empresa presiona para lograr la venta de Citgo, filial de Petróleos de Venezuela (PDVSA) en Estados Unidos, como parte de su estrategia para cobrar los $3,600 millones que reclama al Estado venezolano.

Según las declaraciones del coronel Turchetti, Crystallex estaría ofreciendo sumas considerables a través de su subsidiaria en Venezuela para que el gobierno reconozca la totalidad de la indemnización exigida. Estas afirmaciones, de ser probadas, podrían complicar significativamente el proceso legal y diplomático en curso.

El militar retirado no es un recién llegado a las controversias relacionadas con la industria petrolera y minera venezolana. Turchetti es conocido por ser el autor del polémico «Informe Poseidón», un libro que detalla supuestos actos de espionaje y corrupción en PDVSA, en una época previa al arribo de Hugo Chávez al poder. Además, está próximo a publicar un libro titulado «Las Cristinas. Las Minas Malditas», que promete arrojar luz sobre los entresijos del conflicto entre Crystallex y Venezuela.

La intervención de Turchetti y otros exempleados de Crystallex en Toronto podría agregar más complejidad a un caso ya de por sí intrincado. Sus testimonios tienen el potencial de influir en la percepción pública y posiblemente en las decisiones judiciales relacionadas con la disputa por los activos venezolanos en el extranjero.

Claudio Turchetti: De la inteligencia militar a la denuncia pública

El coronel retirado Claudio Turchetti sobresale como una figura polifacética en el escenario venezolano, cuya trayectoria entrelaza la carrera militar, la abogacía y la investigación. Descendiente de inmigrantes italianos establecidos en Ciudad Bolívar en la década de 1930, Turchetti heredó de su madre florentina, Ofelia Bonfanti, una sensibilidad hacia las artes y un aparente sentido de la justicia, mientras que de su padre, Mario Turchetti, pionero de la Fuerza Aérea Venezolana y de Aeropostal, adquirió su pasión por la aviación.

Aunque su sueño de egresar como oficial de la Escuela de Aviación Militar se vio truncado por razones médicas, Turchetti no abandonó su vocación castrense. Tras graduarse como abogado en la Universidad Central de Venezuela, se asimiló al Ejército con el grado de Capitán, iniciando así una carrera que lo llevaría a especializarse en justicia militar y, posteriormente, a convertirse en oficial efectivo de infantería.

Turchetti cursó estudios avanzados en derecho penal y criminología en la Universidad Católica Andrés Bello, además de completar programas en el Instituto de Altos Estudios para la Defensa Nacional de Venezuela, y en China. Su preparación internacional incluye cursos en la Escuela de Carabineros y de Finanzas de Italia, donde se especializó en delitos de cuello blanco y narcotráfico, así como en derecho humanitario y de guerra.

La carrera de Turchetti en el ámbito de la seguridad nacional lo llevó a ocupar puestos de alta responsabilidad. Fungió como sub-consultor jurídico del Ministerio de la Defensa, consultor jurídico de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM), y asesor jurídico de la Presidencia de la República en materia de seguridad y defensa. Su experiencia en inteligencia y contrainteligencia se forjó a través de cursos especializados en varios países, abarcando áreas como terrorismo, guerra electrónica, espionaje y manejo de crisis.

Su labor en el campo jurídico militar fue igualmente destacada. Turchetti desempeñó roles cruciales como Fiscal Militar ante el Consejo de Guerra Permanente de Maturín, donde se vio involucrado en la compleja tarea de la lucha antisubversiva. Su desempeño en este ámbito le valió promociones sucesivas, llegando a ocupar los cargos de Juez Militar y Magistrado Relator tanto en los Consejos de Guerra Permanentes como en la Corte Marcial.

La formación académica de Turchetti no se limitó a las aulas venezolanas. Realizó estudios especializados en diversos países, incluyendo Israel, Italia, Francia, España y Estados Unidos. Sus áreas de especialización abarcaron temas críticos para la seguridad nacional, como terrorismo y antiterrorismo, guerra electrónica, espionaje y contraespionaje, guerra asimétrica y manejo de crisis. En Italia, se destacó en la Escuela de Carabineros y de Finanzas, donde fue reconocido como especialista en delitos de cuello blanco y narcotráfico.

Su compromiso con la educación lo llevó a ejercer como profesor en prestigiosas instituciones, incluyendo la Universidad Central de Venezuela, la Universidad Católica Andrés Bello y la Universidad Nacional Experimental de la Fuerza Armada (UNEFA). En esta última, alcanzó la posición de Coordinador de Postgrado en materia de Derecho Penal Militar, contribuyendo a la formación de nuevas generaciones de profesionales en este campo especializado.

En el ámbito operativo, Turchetti escaló posiciones de alta responsabilidad. Fue designado Sub-Consultor jurídico del Ministerio de la Defensa con el rango de coronel, y posteriormente asumió roles como Consultor Jurídico y directivo de la Dirección General Sectorial de Inteligencia y Prevención (DISIP), Consultor Jurídico de la Dirección de Inteligencia Militar (DIM) y Asesor Jurídico de la Presidencia de la República en el área de Seguridad y Defensa.

«Informe Poseidón»

Sin embargo, la vida de Turchetti no ha estado exenta de peligros. En su libro «El Informe Poseidón», relata haber sido objeto de dos atentados contra su vida, situaciones que atribuye a su papel como investigador y administrador de justicia. Estos incidentes, cuya autoría intelectual nunca fue judicialmente esclarecida, subrayan los riesgos asociados a su labor de denuncia.

La publicación de «El Informe Poseidón» marcó un antes y un después en la carrera de Turchetti. Este libro, que expone una presunta red de espionaje en la industria petrolera venezolana durante la era de Luis Giusti, ha generado controversia y debate desde su lanzamiento. La obra, que ha vendido miles de copias tanto en formato impreso como digital, sigue siendo objeto de discusión y ha convertido a Turchetti en un personaje polémico en el ámbito de la política y la industria energética venezolana.

Actualmente, Turchetti continúa activo en el debate público, enfrentándose a lo que él ha denominado «enemigos virtuales» en las redes sociales. A pesar de las críticas y los ataques a su reputación, mantiene su postura de denuncia y se prepara para lanzar un nuevo libro sobre las minas Las Cristinas, prometiendo revelar más detalles sobre las complejas relaciones entre el Estado venezolano y las empresas mineras internacionales.

En el turbulento escenario político venezolano de los años 90, Claudio Turchetti desempeñó un papel crucial como testigo y, según sus propias afirmaciones, como investigador de una serie de escándalos que sacudieron al gobierno de Rafael Caldera. El epicentro de estas controversias fue el Ministerio de Energía y Minas, liderado por Erwin Arrieta Valera entre 1994 y 1998, período durante el cual Turchetti estuvo a cargo de la seguridad de PDVSA.

Arrieta, amigo cercano de Mireya Caldera, hija del entonces presidente Rafael Caldera, se vio envuelto en una trama de espionaje y escándalos sexuales que Turchetti detalla en su controvertido «Informe Poseidón». Según el militar retirado, se instalaron cámaras ocultas en los aviones de PDVSA, supuestamente para documentar no solo las transacciones comerciales de Arrieta, sino también encuentros sexuales entre hombres, incluyendo miembros de la oposición y figuras prominentes como algunos integrantes del partido La Causa R.

Uno de los episodios más notables involucró a un expresidente de la comisión de energía y minas del entonces Congreso de la República, cuya participación en estos encuentros fue aparentemente documentada. Este hecho subraya la amplitud y la profundidad de las redes de poder y corrupción que Turchetti asegura haber descubierto.

El caso de Bernardo Álvarez, mencionado en el «Informe Poseidón», añade también complejidad a la narrativa. Álvarez, quien más tarde se convertiría en embajador durante el gobierno de Hugo Chávez, fue señalado por Turchetti como uno de los beneficiarios de los controvertidos viajes en aviones de PDVSA. Más aún, el informe sugiere que Álvarez mantenía encuentros amorosos-sexuales con el propio ministro Arrieta, una acusación que, de haberse conocido entonces, habría tenido implicaciones significativas tanto para la política interna como para las relaciones internacionales de Venezuela.

La investigación de Turchetti no se limitó a documentar estos encuentros. El militar en retiro relata en su libro cómo se vio involucrado en operaciones de vigilancia nocturna, incluyendo el seguimiento del Profesor Al Shereidah, a quien se consideraba un «tenebroso espía iraquí». Esta tarea, según Turchetti, le fue encomendada directamente por el ministro Arrieta y su viceministro Evanán Romero.

Las revelaciones de Turchetti arrojan luz sobre un período de la historia venezolana marcado por intrigas políticas y luchas de poder. Su trabajo al servicio de Arrieta lo posicionó como un testigo privilegiado de los entresijos del poder en la era de Caldera, permitiéndole acceder a información que, años más tarde, se convertiría en la base de sus controvertidas publicaciones.

El «Informe Poseidón» y las subsiguientes declaraciones de Turchetti han mantenido vivo el debate sobre la ética en la política venezolana y el uso de recursos públicos para fines personales y políticos. Aunque algunas de sus afirmaciones han sido catalogadas de «ficción», el impacto de sus revelaciones en la percepción pública de la clase política venezolana de los años 90, ha sido duradero.

La saga de espionaje, corrupción y escándalos sexuales descrita por Turchetti ofrece una visión cruda de los mecanismos de poder en Venezuela durante un período crítico de su historia reciente.

Más detalles del «Informe Poseidón» y sus repercusiones

El «Informe Poseidón», que vio la luz en 1999, ha mantenido su relevancia a lo largo de los años, generando ondas expansivas que continúan resonando en los círculos políticos y empresariales de Venezuela.

Claudio Turchetti

Turchetti, aprovechando su experiencia como gerente de control de pérdidas en Maraven, una importante filial de PDVSA, conformó un equipo especializado en la lucha anticorrupción. Su investigación, que se extendió por varios años, sacó a la luz prácticas cuestionables que involucraban a altos funcionarios del gobierno y ejecutivos de la industria petrolera durante la gestión de Luis Giusti al frente de PDVSA.

El informe detalla una serie de eventos que, según Turchetti, ponían en riesgo la seguridad nacional y la integridad de la principal fuente de ingresos del país. Entre los episodios más controvertidos se encuentra el llamado escándalo de «Las colitas en los aviones de PDVSA», que involucraba el uso indebido de aeronaves de la compañía para viajes personales de funcionarios y sus allegados.

Un caso particularmente notorio fue el viaje realizado en agosto de 1996 por el entonces ministro de Hacienda, Luis Raúl Matos Azócar, y el ministro de Energía y Minas, Erwin Arrieta, junto con sus familiares, desde Maiquetía hasta Fort Lauderdale, utilizando un avión de PDVSA. Aunque los ministros admitieron el viaje, lo minimizaron como una «colita» sin mayor impacto en las finanzas de la empresa.

El «Informe Poseidón» va más allá de simples irregularidades administrativas. Turchetti asegura haber descubierto una red de espionaje internacional operando en Venezuela, con implicaciones que se extendían hasta potencias extranjeras como Irán, Israel y Estados Unidos. El coronel relata haber requerido la asistencia de operadores del Mossad israelí para investigar al profesor Al Shereidah, a quien se señalaba como un posible espía iraquí.

La publicación del informe no estuvo exenta de riesgos. Turchetti afirma haber recibido amenazas directas, y relata otras no contra él, sino por parte del entonces viceministro Evanán Romero, quien supuestamente amenazó con aplicar «métodos de Saddam Hussein» al profesor Al Shereidah si este continuaba denunciando violaciones venezolanas de las cuotas de producción acordadas en la OPEP.

La segunda edición del libro en 2012, agregó nuevos capítulos a la historia, profundizando en las operaciones de inteligencia y contrainteligencia en torno a recursos estratégicos como petróleo, oro y uranio. Esa actualización situó a Venezuela en el centro de un complejo tablero geopolítico, donde potencias mundiales competían por influencia y recursos.

El impacto del «Informe Poseidón» ha sido duradero. Ha vendido miles de copias, tanto en formato impreso como digital, con una distribución que se extiende más allá de las fronteras venezolanas. Su contenido ha sido objeto de debate, críticas y alabanzas, convirtiéndose en una referencia ineludible para quienes estudian la historia reciente de la industria petrolera venezolana y sus entresijos políticos.

A pesar del tiempo transcurrido, el «Informe Poseidón» sigue generando controversia. Turchetti enfrenta constantes ataques en redes sociales, donde se le acusa de diversos delitos, incluido el narcotráfico. Sin embargo, el coronel retirado mantiene su postura, considerando estos ataques como intentos de desacreditarlo por parte de aquellos que se vieron afectados por sus revelaciones.


 

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