La noche del 9 de septiembre de 2025, en el Monumental de Maturín, Venezuela vio escaparse otra vez el sueño mundialista. Colombia ganó 6–3 con un póker de Luis Javier Suárez y la Vinotinto quedó fuera del Mundial 2026. Para rematar, Bolivia sorprendió 1–0 a Brasil en la altura y aseguró el repechaje, moviendo la última ficha que condenó a la selección. El marcador dolió, sí. Pero para comprender por qué Venezuela volvió a quedarse en la puerta —aun con cupos ampliados— hay que mirar más arriba del banquillo. Ese fracaso tiene dirección y apellido: Jorge Andrés Giménez Ochoa, presidente de la FVF.
La gestión que prometió cambio y entregó más de lo mismo
Cuando Giménez asumió la Federación en 2021, lo hizo con aval político y un discurso de modernización. Su carta de presentación deportiva fue ruidosa: contratar a José Néstor Pékerman para “refundar” el proyecto Vinotinto. Menos de año y medio después, el vínculo se rompió. Entre versiones cruzadas, quedó una verdad incómoda: la FVF no logró sostener las condiciones —económicas, logísticas y de gobernanza— que exige un proceso de élite. La salida forzó un plan B interno: Fernando “Bocha” Batista, asistente de Pékerman, heredó un equipo inacabado a meses del inicio de las Eliminatorias.
Hubo destellos. La Copa América 2024 dejó una fase de grupos impecable y una caída en penales en cuartos. En el arranque de la Eliminatoria, la Vinotinto se codeó con la zona alta. Pero la curva se invirtió: largos tramos sin victorias, goleadas encajadas ante rivales directos y una sensación de improvisación estructural. La noche final en Maturín, con Venezuela dos veces en ventaja antes de desmoronarse, fue la metáfora cruel: voluntad y talento hay, plataforma y rumbo no. Y eso se construye —o se destruye— desde la dirigencia.
Lo deportivo no se evalúa solo por pizarras. Pesa la continuidad del cuerpo técnico, la calidad y frecuencia de amistosos, la infraestructura, el orden financiero, la relación con clubes y ligas, la protección del proceso ante presiones coyunturales. Bajo el mando de Giménez, la FVF fue incapaz de blindar el proyecto. Entre cuentas pendientes del pasado, decisiones reactivas y comunicación que llegó tarde, el “proceso” nunca terminó de serlo. Con más plazas que nunca en CONMEBOL, Venezuela volvió a quedarse fuera.
Del escudo al barril: el otro partido de Jorge Giménez
El problema con Giménez no termina en el césped. Empieza —y se agrava— en los pasillos del poder y en los libros contables de PDVSA. Su ascenso en la FVF no fue un meteorito aislado: venía precedido por cercanías con el alto gobierno, viajes oficiales y una carrera empresarial que, según investigaciones periodísticas, lo colocan como operador privilegiado en esquemas de intercambio de petróleo por alimentos (CLAP) y comercio de crudo con compañías de reciente creación.
Diversos reportes lo señalan como beneficiario de cargamentos de PDVSA facturados a empresas de cartera que acumularon deudas multimillonarias con la estatal. En paralelo, se habrían articulado nuevas razones sociales para seguir recibiendo barriles y “compensar” con importaciones alimentarias a sobreprecio. El patrón —reiterado por fuentes y documentos— describe el clásico circuito de la “boliburguesía”: cercanía política, contratos excepcionales, deudas que no se pagan, cambio de cascarones societarios y relanzamiento con otra fachada.
El dato más estridente de ese rastro: investigaciones de prensa han señalado a Giménez como uno de los mayores deudores individuales de PDVSA, con más de 1.200 millones de dólares en facturas impagas asociadas a firmas como Panglobal Energy y Ripple Oil Trading. Al mismo tiempo, se le vincula con estructuras creadas para “lavar la cara” (Kyosan-FZCO, Hong Xing, entre otras) y seguir accediendo a crudo en condiciones ventajosas. Todo mientras, de cara al público, vestía el traje del dirigente que prometía llevar a la Vinotinto al Mundial.
“Traición” a la revolución… y a la Vinotinto (centrado en Giménez)
La contradicción tiene nombre propio: Jorge Giménez. Mientras la revolución bolivariana insiste en la ética y el cuidado del patrimonio público, Giménez aparece —según múltiples investigaciones periodísticas— como el dirigente-empresario que aprovecha su cercanía al poder para obtener ventajas privadas, usando el fútbol como escaparate y dejando a PDVSA el costo de operaciones opacas y deudas impagas. No es un fallo del discurso oficial: es la conducta de un individuo que habría traicionado la confianza depositada en él.
La traición, entonces, no es a una idea abstracta, sino a quienes le abrieron las puertas esperando resultados: un fútbol fortalecido, una federación ordenada y cero sombras con los recursos del Estado. En lugar de eso, Giménez queda señalado por anteponer negocios y redes de empresas interpuestas a las necesidades del deporte y a la salud financiera de la principal industria del país.
El daño es doble y lleva su firma.
Económico: cada barril despachado que no se cobra, cada “compensación” incumplida, es dinero que no llega a canteras, estadios y selecciones juveniles.
Moral y deportivo: la marca “Somos Vinotinto” termina sirviendo para blindar la imagen del dirigente, no para proteger el proyecto deportivo que la afición merece.
Lo que se necesita ahora
Si Venezuela quiere cambiar su destino futbolístico, debe cambiar su estándar institucional. Eso implica auditorías independientes en la FVF, reglas de contratación y compliance, planificación deportiva que sobreviva a los ciclos políticos, y profesionalizar de verdad la relación con clubes, ligas y selecciones menores. Implica también que los organismos internacionales que tutelan el fútbol preserven su autonomía frente a la injerencia estatal.
En lo energético y público, toca exigir rendición de cuentas: identificar deudores, recuperar activos, bloquear el carrusel de empresas espejo y sancionar a quienes hayan usado la revolución como coartada para el saqueo. El fútbol y PDVSA parecen mundos distintos, pero en Venezuela comparten una misma raíz: sin integridad en la gestión, no hay Mundial posible ni futuro sostenible.
La eliminación de 2025 duele. También deja una lección: sin instituciones serias, el talento no alcanza. Y mientras el presidente de la FVF sea el protagonista de ambos frentes —el deportivo y el petrolero—, la Vinotinto seguirá jugando en desventaja antes de que ruede la pelota.
Fuentes:
Reuters — Bolivia sella el repechaje al vencer a Brasil (10 sep 2025)
Al Jazeera — Bolivia sorprende a Brasil y entra al repechaje (10 sep 2025)
ESPN Deportes — Venezuela 3–6 Colombia: crónica con póker de Luis Suárez (9 sep 2025)
ESPN Deportes — Ficha del partido: Colombia 6–3 Venezuela (9 sep 2025)
El Nacional — “Jorge Giménez, ¿el nuevo señor de PDVSA?” (13 nov 2023)
Infobae — “Mi mayor error fue traer a Pékerman”, admite Jorge Giménez (23 may 2025)
La Patilla — “Jorge Giménez, ¿el nuevo señor de PDVSA?” (14 nov 2023)