En el año 2004, María Margarita Vargas Santaella, una joven de apenas 21 años, contrajo matrimonio con Luis Alfonso de Borbón, hijo de Carmen Martínez Bordiú y pretendiente al extinto trono de Francia. La unión, celebrada en la República Dominicana, congregó a 1.500 invitados, sellando lo que para Luis Alfonso fue amor a primera vista, y para los Vargas, la oportunidad de asociar su apellido a un linaje real, aunque el linaje esté en la actualidad extinto.

Luis Alfonso de Borbón, quien ostenta el título de Duque de Anjou, un título sin reconocimiento legal, pero que le sirve para vanagloriarse, trabajó como vicepresidente del Banco Occidental de Descuento (BOD), propiedad de su suegro, el banquero venezolano Víctor Vargas Irausquín.

 
Luis Alfonso de Borbón

Más allá de los títulos nobiliarios y la opulencia, la unión de los Vargas y los Borbón se ha visto empañada por una serie de controversias financieras que ponen en tela de juicio la reputación y la legitimidad de su linaje. Víctor Vargas Irausquín, un nombre que en su momento se asoció a una de las mayores fortunas de Latinoamérica, se ha convertido en una figura controvertida, en lugar de un ícono de la alta sociedad. El banquero, que buscó codearse con la nobleza europea, ahora enfrenta acusaciones de fraude y estafa, tras la quiebra de sus entidades bancarias, y su hijo político y empleado, Luis Alfonso de Borbón, no ha estado exento de verse afectado por la misma polémica, tras su paso como directivo del quebrado Banco del Orinoco (BDO) en Curazao, propiedad de su suegro.

La bancarrota del Banco del Orinoco en Curazao, donde Luis Alfonso de Borbón, el autodenominado «príncipe», también fungió como directivo, fue un duro golpe para los ahorristas, quienes se vieron en la necesidad de recurrir a los tribunales curazoleños para reclamar la devolución de sus fondos. Estos fondos quedaron atrapados en Cartera de Inversiones Venezolanas, C.A., una entidad controlada por Vargas, la cual funge como principal accionista del Banco Occidental de Descuento.

El Banco del Orinoco formaba parte de un conglomerado financiero que incluía el Banco Occidental de Descuento (BOD) en Venezuela, el AllBank Corp. en Panamá, el Banco Múltiple de las Américas (Bancamérica) en República Dominicana y el BOI Bank en Antigua y Barbuda. Todos estos bancos, bajo la dirección de Víctor Vargas, experimentaron una crisis en cadena, producto de una administración cuestionable, que ha llevado a su intervención y venta.

La caída en desgracia de Vargas, que se extendió a otros de sus activos, como su equipo de polo Lechuza Caracas, no ha pasado desapercibida. La venta de propiedades de lujo, como su apartamento en Nueva York, valorado en 33 millones de dólares, su mansión en Mar-a-Lago en Florida, vendida por 77 millones de dólares, y la adquisición por 44 millones de dólares de «La Serenísima», una villa en la República Dominicana, anteriormente propiedad de Gustavo Cisneros, solo han alimentado las especulaciones sobre el origen y la legitimidad de su fortuna.

A pesar de que el título de Duque de Anjou no tiene ningún reconocimiento legal en la actualidad, Luis Alfonso de Borbón lo sigue utilizando. Se trata de un título nobiliario extinto, que ha sido reclamado por otras familias nobles, como la Casa de Orleans, quienes también lo utilizan en el contexto de sus pretensiones dinásticas.

Luis Alfonso de Borbón y Margarita Vargas

La unión entre María Margarita Vargas y Luis Alfonso de Borbón, que en un principio parecía un cuento de hadas, se ha visto ensombrecida por la realidad de los negocios turbios de Víctor Vargas Irausquín. La controversia que rodea al banquero venezolano, y que ha salpicado a su yerno, pone en evidencia que la búsqueda de un título nobiliario no siempre es sinónimo de honorabilidad ni de prestigio.

El declive de un imperio financiero

Víctor Vargas Irausquín

Víctor Vargas Irausquín ha visto cómo su imperio financiero se desmoronaba, arrastrando consigo la reputación de su familia y la de su yerno, Luis Alfonso de Borbón. El Banco Occidental de Descuento (BOD), que llegó a ser el sexto banco de Venezuela y la cuarta entidad financiera privada del país, fue intervenido y posteriormente vendido al Banco Nacional de Crédito, tras una serie de decisiones financieras que muchos califican como desacertadas.

El BOD era la joya de la corona del Grupo Financiero BOD, un holding venezolano que en su momento parecía sólido, pero que terminó sucumbiendo a una crisis que se extendió a sus filiales internacionales.

El caso de Víctor Vargas Irausquín es un claro ejemplo de cómo una gestión financiera cuestionable puede llevar a la ruina incluso a los imperios más sólidos. Su historia, marcada por la ambición y el deseo de codearse con la nobleza europea, ha terminado en una estrepitosa caída que ha salpicado a su familia y ha dejado a miles de personas con sus ahorros en el limbo.

La conexión familiar: Los D’Agostino y las sanciones internacionales

La red de conexiones de la familia Vargas se extiende más allá de los Borbón y alcanza a otros personajes igualmente controversiales. María Victoria Vargas Santaella, hermana de María Margarita, está casada con Francisco Javier D’Agostino Casado, un empresario que ha sido sancionado por el gobierno de los Estados Unidos por sus actividades comerciales en Venezuela.

María Victoria Vargas y Francisco D’Agostino

Fue precisamente en la boda de María Victoria y Francisco Javier D’Agostino en Caracas, donde Luis Alfonso de Borbón y una joven María Margarita, de entonces 17 años, se conocieron por primera vez. Aquel encuentro marcaría el inicio de una relación que culminaría en matrimonio y en una estrecha relación familiar con los D’Agostino.

Luis Alfonso de Borbón y Francisco D’Agostino

En enero de 2021, la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos incluyó a Francisco Javier D’Agostino Casado en su lista de sancionados. La razón: su presunta participación en una red que intentaba evadir las sanciones impuestas por el gobierno estadounidense contra el sector petrolero de Venezuela. Según la OFAC, D’Agostino actuó como un facilitador clave en la comercialización ilícita de petróleo venezolano, junto con otros individuos como Alessandro Bazzoni y Philipp Paul Vartan Apikian, y empresas como Elemento Ltd y Swissoil Trading S.A.

Las sanciones contra D’Agostino, quien trabajó como empleado para su suegro Víctor Vargas, y ahora reside en España con su familia, tras haber vivido en Nueva York codeándose con la alta sociedad, han añadido más leña al fuego de la controversia que rodea a la familia Vargas.

La estrecha relación entre los Vargas y los D’Agostino, cimentada en lazos familiares y empresariales, se ha convertido en un factor que ha afectado a Luis Alfonso de Borbón, quien ve cómo el nombre de su familia política se ve una vez más manchado por la controversia, afectando también al suyo.

Un divorcio millonario y una nueva familia

Carmen Leonor Santaella

La vida personal de Víctor Vargas Irausquín no ha estado exenta de escándalos. En 2014, tras 37 años de matrimonio, se divorció de Carmen Leonor Santaella Tellería, madre de María Margarita y María Victoria. La separación no fue amistosa. Carmen Santaella se opuso férreamente al divorcio, llevando el caso en Venezuela hasta el Tribunal Supremo de Justicia, que finalmente falló a favor de Vargas.

Víctor Vargas y María Beatriz Hernández

La razón detrás de la ruptura fue la aparición de una tercera persona en la vida del banquero: María Beatriz Hernández, una mujer 30 años menor que él, con quien contrajo matrimonio en 2014 y con quien tuvo dos hijos, uno nacido en 2013, y otro en 2015.

Este nuevo matrimonio y la llegada de dos nuevos hijos a la vida de Vargas generaron una fractura en la familia. María Margarita, profundamente unida a su madre, se posicionó del lado de Carmen Santaella, lo que provocó un distanciamiento con su padre. Sin embargo, con el paso del tiempo, María Margarita terminó perdonando a Víctor Vargas, en un intento por mantener la unidad familiar, a pesar de las diferencias.

Carmen Leonor Santaella, exesposa de Vargas y madre de Margarita, proviene de una acaudalada y conocida familia caraqueña. Su padre, José Santaella, fue un influyente economista que fundó la Corporación Venezolana de Fomento (CFV) y participó en la creación de bancos en Venezuela en la década de 1950, como el Banco del Caribe. Además, representó a Venezuela como director ante el Fondo Monetario Internacional. La influencia y las conexiones políticas de la familia Santaella, sin duda, le abrieron puertas a Víctor Vargas en sus inicios, consolidando su posición en el ámbito financiero venezolano.

El divorcio de Víctor Vargas y Carmen Santaella no solo fue una batalla legal por la separación de bienes, sino también una lucha por el control y la influencia dentro de la familia.

María Margarita: Entre la hípica, la labor social y los escándalos familiares

María Margarita Vargas

María Margarita Vargas Santaella, a pesar de estar inmersa en la vorágine de la polémica familiar, ha intentado mantener un perfil propio, ligado a la labor social y a su pasión por la hípica. Desde su matrimonio con Luis Alfonso de Borbón en 2004, ha estado involucrada en actividades de la Cruz Roja y de la Orden de Malta, donde ostenta el título de dama. Su intención, según se percibe, es destacar dentro de los círculos de la nobleza, a pesar de los escándalos que han salpicado a su familia.

La diferencia de casi 10 años de edad entre María Margarita y Luis Alfonso, no ha sido un obstáculo para que ambos compartan una visión de la vida similar, desde aquel primer encuentro en la boda de su hermana María Victoria, hasta su propia ceremonia nupcial en la iglesia San Estanislao de Cracovia, en la urbanización La Romana, en República Dominicana, ante 1.500 invitados.

María Victoria Vargas y su antigua yegua Zera (Cero I)

María Margarita, al igual que su hermana María Victoria, practica el salto ecuestre desde hace años y ha participado en diversas competiciones. Esta afición, que la aleja del foco mediático centrado en los escándalos financieros, le ha permitido cultivar una imagen de elegancia y distinción, en línea con las aspiraciones de la nobleza a la que pretende pertenecer.

Su dedicación a la Cruz Roja y a la Orden de Malta, por otro lado, busca proyectar una imagen de compromiso social y filantropía. Sin embargo, esta faceta se ve empañada por la sombra de las actividades de su padre, Víctor Vargas, y de su cuñado, Francisco Javier D’Agostino, ambos envueltos en serias acusaciones que contradicen cualquier labor altruista que María Margarita intente realizar.

Tras su boda, la pareja decidió establecerse en Venezuela, la tierra natal de María Margarita, hasta el año 2010. Durante su estancia en el país, Luis Alfonso estuvo vinculado al Banco Occidental de Descuento, como vicepresidente, bajo la dirección de su suegro. Sin embargo, se trasladaron luego a Madrid, donde residen en la actualidad.



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