En un mundo donde la logística es clave para la confianza del consumidor, Keavo, una empresa subcontratada por plataformas como Packlink, ha acumulado un historial preocupante de fallos, retrasos, engaños y silencio administrativo que han dejado a decenas de usuarios sintiéndose estafados.
Promesas de 24 horas que nunca llegan
Muchos usuarios contrataron el servicio “Keavo 24 h” confiando en una entrega rápida y profesional. La realidad fue otra:
Recogidas que nunca ocurren.
Entregas “fantasma” marcadas como completadas o con incidencias inventadas (ej. “ausente en el domicilio” sin haber pasado).
Imposibilidad total de contactar con la empresa.
En foros como Guitarristas.info, usuarios relatan con frustración cómo esperaron días sin que nadie apareciera a recoger sus paquetes, mientras la web de seguimiento mostraba datos falsos. A esto se suma la imposibilidad de reclamar directamente a Keavo: no hay teléfono operativo, ni atención vía correo.
¿Negligencia o fraude?
Una de las principales plataformas que utiliza a Keavo es Packlink, quien también ha sido objeto de miles de quejas en Trustpilot, Reviews.io y OCU. Pero cuando los paquetes no llegan o se pierden misteriosamente, la subcontrata Keavo desaparece del radar.
Los patrones se repiten:
Se cobra por entregas exprés que no se realizan.
No hay posibilidad de reembolso fácil.
Algunos usuarios son incluso amenazados con cargos adicionales por supuestas segundas entregas.
Una reclamación publicada en la OCU detalla cómo el paquete fue marcado como “no entregado por ausencia”, cuando el receptor estaba en casa todo el día. Keavo jamás se presentó y luego exigieron más dinero por volver a intentar.
Comunicación cero: el silencio como estrategia
¿Qué tipo de empresa no ofrece una línea de atención activa? Keavo parece operar bajo un modelo de “invisibilidad operativa”, donde no se responde a correos, no hay números activos de contacto, y cualquier reclamación queda en el limbo.
En una economía digital donde la experiencia del cliente lo es todo, este modelo es insostenible… a menos que la intención nunca haya sido satisfacer al cliente, sino extraer dinero rápido sin responsabilidad posterior.
¿Dónde está Keavo?
Una búsqueda básica arroja casi nula presencia digital formal de Keavo: sin web propia clara, sin redes sociales activas, sin responsables públicos. ¿Cómo es posible que una empresa sin rostro se encargue de miles de envíos en toda España?
Esto levanta una gran bandera roja: ¿Quién está detrás de Keavo?
Y más importante aún: ¿Por qué Packlink sigue contratándolos si hay tantas incidencias?
Keavo no solo representa un ejemplo de mal servicio, sino un caso que merece atención legal y mediática.
Los consumidores no pueden quedar a merced de empresas opacas, sin canales de contacto, que incumplen sistemáticamente sus promesas contractuales.
¿Es Keavo una estafa? Legalmente quizá no lo sea aún, pero para quienes perdieron dinero, tiempo y confianza, ya lo es en la práctica.