Un escándalo de grandes proporciones sacude en la actualidad a la política venezolana, con Miguel Henrique Otero y Leopoldo López como protagonistas. El editor del periódico El Nacional y el dirigente opositor se encuentran enfrascados en un agrio conflicto, algunos de cuyos detalles fueron comentados por Diosdado Cabello, el pasado miércoles 12 de junio,  en «Con el Mazo Dando», su programa de televisión en Venezuela.

En el centro de la controversia se encuentra Citgo Petroleum, filial de Pdvsa en Estados Unidos, y las jugosas indemnizaciones que acreedores de Venezuela esperan obtener de su inminente subasta. Otero, sediento de compensación por la expropiación de la sede de El Nacional, busca un lugar en la fila de acreedores que esperan beneficiarse de la subasta de la refinadora de petróleo propiedad del Estado venezolano.

Sin embargo, detrás de bambalinas, Leopoldo López parece mover los hilos de este proceso, controlando las estrategias legales y asegurando su tajada del pastel. Se dice que López, a través de intrincadas maniobras financieras, mediante una empresa de corretaje de valores en Nueva York, ha amasado una significativa cantidad de acciones de Crystallex International Corporation, una minera canadiense que ganó un laudo arbitral millonario contra Venezuela y que figura como uno de los principales beneficiarios de la subasta de Citgo. La compra, en favor de López, de acciones de la compañía canadiense, que cotizaba en la bolsa de Toronto, se habría gestado luego que las mismas se desplomaran a consecuencia de la expropiación en Venezuela.

La situación se torna aún más turbia al revelarse que López, valiéndose de su influencia en la directiva de Citgo, estaría operando en las sombras para favorecer la compra de petróleo proveniente del Esequibo, territorio en disputa con Guyana. Este acuerdo, que se estima en 100.000 barriles diarios, podría estar generando a López jugosas comisiones, embolsándose un dólar por cada barril, una muestra más de su ambición desmedida.

Una campaña de desprestigio y el control turbio de la justicia

Como si la disputa por Citgo no fuera suficiente, Miguel Henrique Otero acusaría en privado a Leopoldo López de orquestar una despiadada campaña de desprestigio en su contra y contra su esposa, Antonieta Jurado. Diversas fuentes aseguran que medios digitales influenciados por Miguel Ángel Capriles López, empresario ligado al mundo editorial y ahora magnate inmobiliario en Madrid, han servido de plataforma para difundir ataques contra Otero, como parte una estrategia supuestamente orquestada por López.

La sombra de la sospecha también se cierne sobre Juan Carlos Gutiérrez, abogado de López, a quien se señala como el artífice de las maniobras legales que buscan asegurar el control de la indemnización de Citgo. Gutiérrez, quien comparte residencia con López en España, se estaría beneficiando de la situación, consolidando así una red de complicidades que busca lucrarse a costa del patrimonio venezolano.

Aunque sin entrar en mayores detalles, el pasado 13 de junio, la periodista venezolana Patricia Poleo comentó en su canal de YouTube «Factores de Poder», que existen rumores sobre la participación de Juan Carlos Gutiérrez, abogado de Leopoldo López, en los manejos turbios alrededor de la indemnización de Citgo.

Según Poleo, Gutiérrez, quien reside actualmente en España junto a López, estaría detrás de las estrategias legales que buscan asegurar que parte del dinero de la indemnización termine en los bolsillos suyos y de su cliente.

 

Diosdado Cabello, en su programa «Con el Mazo Dando», acusó a Otero de utilizar su influencia en el pasado para evadir la justicia y silenciar a sus críticos a través del periódico El Nacional.

“Era imposible ganarle un juicio y a su grupo editorial porque también era diputado”, apuntó Cabello, recordando cómo Otero, durante la llamada Cuarta República, operaba con total impunidad. Ahora, la justicia vuelve a ser un instrumento de disputa, mientras Otero busca, con desesperación, aferrarse a los restos de Citgo para saciar su sed de venganza.

El saqueo de un país: Citgo, un botín en manos de oportunistas

La inminente subasta de Citgo en Delaware ha desatado una vorágine de ambiciones y disputas, dejando al descubierto la verdadera naturaleza de aquellos que dicen luchar por la libertad de Venezuela. Lejos de cualquier interés patriótico, Leopoldo López y Miguel Henrique Otero, cegados por la codicia, se enfrentan por las migajas de lo que consideran su botín de guerra.

Mientras Venezuela se hunde en la crisis, estos personajes se aferran a la posibilidad de repartirse los restos de Citgo, una empresa que, según estimaciones, podría alcanzar un valor de 11.000 millones de dólares, Aunque otros cálculos ubican el monto incluso en 40.000 millones de dólares. La posible cifra final de la subasta, aunque considerable, no sería suficiente para satisfacer el apetito voraz de todos los acreedores que reclaman más de 22.000 millones de dólares por expropiaciones y deudas impagas del Estado venezolano.

En este festín de hienas, Crystallex International Corporation, con Leopoldo López como supuesto accionista a través de una empresa fantasma, se posiciona como uno de los beneficiarios. La minera canadiense, amparada en un laudo arbitral favorable, espera resarcir con creces la expropiación de la mina de oro Las Cristinas, un proyecto a cielo abierto que prometía ser uno de los más grandes del mundo.

Mientras tanto, Otero, desesperado por no quedarse fuera del reparto, busca la manera de justificar su reclamo, alegando la expropiación de la sede de El Nacional como un salvoconducto para acceder a una porción del botín. En esta danza macabra de intereses particulares, el futuro de Citgo, un activo estratégico para la recuperación económica de Venezuela, pende de un hilo.

El despojo continúa: Citgo y el petróleo del Esequibo

Mientras Leopoldo López y Miguel Henrique Otero se disputan las sobras de lo que consideran su botín, un nuevo capítulo de esta tragedia venezolana se escribe en el Esequibo, territorio en disputa entre Venezuela y Guyana. Citgo, bajo el control de la directiva designada durante la efímera presidencia interina de Juan Guaidó, se ha convertido en cómplice del saqueo de los recursos naturales de Venezuela.

Según la agencia Argus, Citgo estaría refinando cerca de 100.000 barriles diarios de petróleo provenientes del yacimiento Payara Gold, ubicado en aguas del Esequibo. Este crudo, extraído de un territorio que Venezuela reclama como propio, estaría siendo comercializado en el mercado estadounidense, engordando así los bolsillos de quienes dicen luchar por la libertad y la democracia.

La situación se torna aún más indignante al revelarse que Leopoldo López, aprovechando su influencia en la directiva de Citgo, habría fungido como intermediario en la negociación con Guyana, asegurándose supuestamente una jugosa comisión por cada barril de petróleo refinado. Fuentes no oficiales aseguran que la cifra real de crudo proveniente del Esequibo podría ascender a 150.000 barriles diarios, lo que se traduciría en ganancias exorbitantes para López y sus cómplices.

Este nuevo escándalo pone de manifiesto la verdadera cara de quienes se han beneficiado de la crisis venezolana. Lejos de cualquier interés patriótico, personajes como Leopoldo López no han dudado en aliarse con gobiernos extranjeros y empresas privadas para lucrarse a costa del sufrimiento del pueblo venezolano.

El silencio cómplice y la sombra del despojo

Mientras Leopoldo López llena sus arcas con dinero manchado por la traición, el pueblo venezolano observa con indignación cómo el patrimonio nacional es saqueado y entregado al mejor postor. La complicidad de actores internacionales, ávidos de recursos naturales y dispuestos a cerrar los ojos ante la corrupción, ha permitido que este despojo continúe impunemente.

La cifra de 10.431.907 venezolanos que, en diciembre de 2023, votaron a favor de la recuperación del Esequibo, resuena como un grito ahogado en medio de la indiferencia internacional. El referéndum consultivo, ignorado por aquellos que se autoproclaman defensores de la democracia, deja en evidencia la doble moral que impera en las relaciones internacionales.

Mientras tanto, la sombra del despojo se cierne sobre Citgo, un activo estratégico que podría jugar un papel crucial en la reconstrucción de Venezuela. La posibilidad de que la empresa termine en manos de acreedores, liderados algunos por personajes como Leopoldo López, representa una amenaza para el futuro del país suramericano.

Los cabos sueltos del escándalo y la trama de corrupción tejida alrededor de Citgo

La trama de corrupción que envuelve a Citgo y a los personajes que buscan lucrarse con su desmantelamiento, va más allá de la disputa entre Otero y López.

Diosdado Cabello, en su programa “Con el Mazo Dando”, reveló que Otero, desesperado por obtener una parte del botín, habría iniciado una campaña contra Citgo junto a Iván Freites y Jorge Alejandro Rodríguez Moreno, este último con estrechos vínculos con Rafael Ramírez, exministro de Energía y Petróleo durante el gobierno de Hugo Chávez. El objetivo de esta campaña sería presionar para forzar una negociación que les permita acceder a una parte de la indemnización.

Cabello, citando a sus fuentes, también denunció que Otero habría utilizado en el pasado su influencia como diputado y editor de El Nacional para extorsionar a empresarios y políticos. “Miguel Henrique Otero, es un extorsionador desde su periódico, movía sus influencias y el que no cedía antes sus intereses le dedicaban días, semanas o meses enteros de difamación hasta que la persona se le quebrara el espíritu”, afirmó Cabello.

La justicia venezolana, durante la llamada Cuarta República, hizo caso omiso a las denuncias contra Otero y su grupo editorial, lo que le permitió actuar con total impunidad durante años. Ahora, buscando resarcirse de la pérdida de El Nacional, Otero no duda en utilizar las mismas tácticas de extorsión y manipulación para obtener un pedazo de Citgo, según reveló Cabello.

 

Por otro lado, la participación de Miguel Ángel Capriles López en esta trama de corrupción añade un nuevo matiz al entramado de intereses que se tejen alrededor de Citgo. Capriles López, heredero de la Cadena Capriles, uno de los grupos editoriales más importantes de Venezuela, habría puesto a disposición de Leopoldo López medios digitales sobre los que ejerce influencia, para supuestamente desprestigiar a Otero y su esposa.

La trama de corrupción que rodea a Citgo es una muestra más de la podredumbre moral que carcome a la clase política venezolana. Tanto Otero como López, quienes se presentan ante la opinión pública como defensores de la democracia y la libertad, parecen no haber dudado en utilizar las tácticas más viles para beneficiarse del despojo del patrimonio de todos los venezolanos.


 

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